¿Y si, tras una agresión sexual...

¿Qué pasaría si, tras una agresión sexual, lo primero que quisieras hacer fuera contárselo a la gente, porque supieras que todos te creerían? ¿Y que estarían a tu lado, firmes y cariñosos, durante los días, los meses y los años siguientes? ¿Y si te hacían compañía cuando la necesitabas y te dejaban en paz cuando necesitabas estar sola y cuidaban de los niños y fregaban los platos? O si tú también fueras niño, ¿y si siguieran viniendo a jugar contigo aunque a veces te enfadaras?

¿Y si todos lo supieran y siguieran queriéndote? ¿Y si toda la familia o los amigos que compartías con el agresor, y que "no querían elegir bando", comprendieran que de todas formas tenían que elegir bando, y te eligieran a ti?

¿Y si la comunidad se uniera para apoyarte? ¿Y si todos supiéramos qué canciones cantar tras una agresión sexual: canciones de dolor, canciones de rabia y canciones de curación? ¿Y si las cantáramos juntos porque creemos que la agresión ha herido a toda la comunidad y todos tenemos que ayudar a sanar?

¿Qué pasaría si tuvieras una excedencia pagada en tu trabajo y todo el mundo lo entendiera perfectamente, porque esto nos pasa a muchos, y luego todos estuvieran encantados de recibirte de vuelta con bombones? ¿Y te dieran descansos extra hasta que ya no los necesitaras? ¿Y si tus profesores lo entendieran perfectamente? ¿Y si sabían que iba a ser un camino largo y duro, y siempre fueron pacientes y te animaron porque creían en ti, pasara lo que pasara?

¿Y si apareciera dinero para pagar las facturas médicas? ¿Las pizzas que pediste porque no tenías ganas de levantarte de la cama y mucho menos de hacer la compra? ¿Los gastos financieros acumulados durante las semanas en las que las facturas sobre la mesa parecían de otro universo? ¿El trabajo perdido?

¿Y si todos los médicos fueran respetuosos y compasivos? ¿Y si te hicieran sentir mejor en todos los sentidos? ¿Y si pudieras ver siempre que quisieras a un terapeuta que supiera lo que hace y no te costara nada? ¿Y si ni siquiera tuvieras que irte de casa si te resulta difícil, pero pudieras seguir recibiendo la atención médica que necesitas?

¿Y si todo el mundo se asegurara de que puedes quedarte en casa y estar seguro allí?

¿Y si llamar a la policía no tuviera ningún inconveniente? ¿Y si te trataran como a un rey y supieras que toda tu familia está más segura porque ellos están ahí? ¿Y si los tribunales fueran igual? Y si a alguien del sistema judicial se le escapara una palabra descuidada sobre ti, ¿qué pasaría si todo el mundo al alcance del oído murmurara disgustado por la insensibilidad y negara con la cabeza?

¿Y si todos los que chismorrean sobre agresiones compartieran su indignación por el comportamiento del agresor?

¿Y si el agresor viera y oyera todo esto? ¿Y si también lo vieran todos los que piensan apoyar al agresor? ¿Y si lo vieran todos los que podrían convertirse en agresores?

¿Cómo podríamos hacerlo realidad?

Porque hasta que no lo hagamos realidad, demasiados de nosotros estaremos implicados en la devastación de la violencia sexual. Hay que acabar ya con el estigma, la negación y la culpabilización. Busca oportunidades para marcar la diferencia para los supervivientes y aprovéchalas. Podemos hacerlo mejor.